En el sentido formal, según la Real Academia Española, el doblaje en cine o televisión es aquella "operación en la que se sustituye la parte hablada por su traducción en otra lengua" vale decir que es el cambio de un idioma a otro hecho por actor de doblaje. Si bien muchas veces este proceso puede pasar desapercibido, hacer doblajes incluye un nicho artístico muy fuerte y una pata empresarial con su propio peso dentro de la económicamente poderosa industria audiovisual en el mercado.
Estos primeros doblajes al español se realizaron en Estados Unidos y contenían una extraña mezcla de acentos de las distintas regiones de América latina y España, ya que el rol institucionalizado del actor de doblaje aún no existía. Esta característica casi hace fracasar la expansión internacional de Disney, ya que el público rechazaba la combinación de voces y esto perjudicaba el rendimiento comercial de los contenidos. En base a esta problemática, Disney decidió trasladar los estudios de doblaje a distintos países hispanoparlantes y que la dirección del proceso estuviese a cargo de directores y actores de habla castellana.
El otro gran mojón en la historia de los doblajes al español fue en 1991, con el estreno de La Bella y la Bestia. Para esta película Disney tomó la decisión de producir dos doblajes diferentes: uno para América Latina producido en México y otro en España. Esta modalidad se mantiene hasta la fecha y, de hecho, la industria del doblaje en el país ibérico es hasta hoy casi omnipresente.
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