La ética diría que sí, pero la ciencia demuestra que, en este caso, no es lo mismo escuchar a una mujer que a un hombre. Las creencias y las convenciones sociales de siglos han hecho que las voces signifiquen cosas diferentes y que, por lo tanto, las marcas tengan que pensar muy bien a quién eligen para hablar por su marca.
En líneas generales, y simplificándolo mucho, las consumidoras prefieren voces masculinas que hablen de forma grave y los consumidores, voces femeninas que sean muy agudas (o, como apuntan desde una compañía especializada en la materia, a Darth Vader contra Barbie).
También generalizando, los mensajes que transmite una voz femenina profunda son más memorables, por lo que se recuerdan mucho mejor, y los que da una masculina y grave transmiten cierta idea de liderazgo.
Aunque, por otra parte, la historia ha marcado el volumen de voces de uno u otro tipo que los consumidores escuchan en algunos mercados. Sucede en España, donde la inercia de la tradición se ha impuesto sobre la percepción del mercado a la hora de elegir las voces que venden los productos. En la radio dominan las masculinas y la única explicación para ello es que, tradicionalmente, se ha hecho así.
Aunque al final, como siempre ocurre con todo en el mundo de la publicidad, la elección debe depender de lo que se quiera transmitir. Es decir ¿qué sensación quiere transmitir la marca? Según un panel de Harris Interactive, el 48% de los estadounidenses cree que las voces masculinas son más poderosas mientras que las femeninas son más suaves para el 46%. Y, aunque el consumidor defiende que no le importa si la voz es más poderosa (al 49% le resulta indiferente) o suave (al 46%), al final el tono y género de la voz marcará como un eco el modo en que se perciba el producto a venderse.
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